Que tristeza produce la situación en que nos encuentra este
aniversario de la Patria, más alejados que nunca de las bases de Alberdi y del
espíritu de la Constitución de 1853: libertad, prosperidad, tolerancia y
seguridad jurídica para que los hombres de todo el planeta elijan habitar el
suelo argentino.
En la última década, el gobierno "nacional y
popular", ha trabajado en sentido opuesto, volviendo a la Argentina un
lugar hostil y represivo, una tierra arrasada de valores morales y materiales,
que ahuyenta personas e inversiones en lugar de atraerlos, con políticas
fascistas, intimidatorias, extorsivas y represivas.
La abogada trucha que nos desgobierna usa el monopolio del
poder estatal para delinquir y someter.
Este gobierno no tiene ideología ni plan alguno, más allá
del poder en sí mismo. Y enriquecerse esquilmando a los ciudadanos con sus
políticas anti-campo, anti-empresa, anti-propiedad privada, anti-libertad.
Es claro que la Constitución y los vestigios institucionales
que aún resisten el tsunami, al igual que nuestra educación y valores
democráticos, son el último escollo del kirchnerismo en su guerra contra la
República.
En breve estas últimas instancias serán atacadas a fondo. El
monólogo discursivo del gobierno ya lo adelantó: "Sintonía fina" del
modelo, es decir, prohibir el mínimo matiz diferencial con el régimen.
Especialmente recrudecerá el ataque a la propiedad privada, a las libertades
individuales y a los medios de comunicación.
Esta dictadura es de manual, por eso es tan predecible.
Por eso el "modelo" se endurece inexorablemente y
se cierne sobre lo que queda de nuestra libertad.
"Vamos por todo", dicen, mientras frotan sus manos
y se relamen.
Tan fácilmente nos vamos a entregar?
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